* El “susto” de la alcaldesa

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Punto de Vista

Filiberto Vargas Rodríguez

Prefacio.

Fue el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) el que emitió una notificación urgente de un caso de gusano barrenador neotropical (NWS) en Sabinas Hidalgo, Nuevo León, a menos de 113 kilómetros de la frontera con Estados Unidos. *** Las propias autoridades del vecino país del norte calificaron ese hallazgo como “la amenaza más significativa” hasta la fecha para el ganado y la industria pecuaria estadounidense. *** El caso fue detectado en una vaca de 8 meses que había sido trasladada desde Veracruz. La ubicación del brote en Nuevo León es crítica, ya que se encuentra cerca de la carretera Monterrey-Laredo, uno de los corredores comerciales más transitados hacia Texas. *** Ante esta situación, el USDA implementó de inmediato medidas estrictas para proteger a su territorio: ordenó el cierre de puertos a las importaciones de bovinos, búfalos y caballos mexicanos; se dispusieron más de 8,000 trampas vigiladas en Texas, Arizona y Nuevo México y se han analizado 13,000 muestras sin detectar la plaga hasta el momento. Se analiza, además, la posibilidad de liberar moscas estériles en la región afectada como parte de las acciones de contención. *** El USDA advirtió que protegerá a Estados Unidos contra esta plaga, “incluso si México no coopera plenamente”. *** Mientras tanto, en México, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) informó que el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) “interceptó” en Nuevo León, un animal con gusano barrenador del ganado (GBG), el cual fue atendido de manera inmediata con el fin de evitar que se presente un brote en esa entidad. *** El Senasica aclaró que el caso “fue detectado a tiempo” y explicó que las larvas se encontraban en una fase temprana, lo que implica que no hay posibilidad de aparición de la mosca y, por lo tanto, se minimiza el riesgo de dispersión del gusano. *** Personal técnico de Senasica y de la Comisión México-Estados Unidos para la Prevención de la Fiebre Aftosa y otras Enfermedades Exóticas de los Animales (CPA) revisó el cargamento donde fue detectada la res contaminada y se confirmó que llegó proveniente de Minatitlán, en una remesa que constaba de 100 animales. De todos ellos, sólo uno presentó la infección.

* * *

Aplicando aquella vieja conseja que reza: “si no hay foto, no sucedió”, la maquinaria de la cuatroté se activó este fin de semana para “enfermar” a la alcaldesa de Colipa, Gabriela Ortega Molina, quien fue localizada por elementos de la Fiscalía General de la República (FGR) y de la Marina cuando estos tomaban por asalto un rancho en el municipio de Vega de Alatorre.

El rancho es conocido como “Los Quintero” y, según las versiones de los pobladores de la zona, pertenece a alguien llamado José Gil Quintero, a quien ubican como sobrino del reconocido capo (hoy resguardado en una prisión de Estados Unidos) Rafael Caro Quintero.

El operativo montado para “catear” el rancho fue motivado por la investigación sobre el secuestro del empresario Neptalí González López, ocurrido la mañana del domingo, en un restaurante ubicado a unos metros de la gasolinera de vega de Alatorre.

Se sabe que el teléfono celular del empresario contaba con un dispositivo de geolocalización, que llevó al escuadrón de la Marina hasta el rancho “Los Quintero”.

Sin embargo, al llegar al predio, los marinos se encontraron con la “novedad” de que el propietario no estaba presente (había señales de que abandonó el rancho a toda prisa) y quien los recibió fue una bella joven que se identificó como Gabriela Ortega Molina, alcaldesa del vecino municipio de Colipa.

Fueron horas de mucha confusión, a la dama no le dieron tratamiento de “detenida”, le pidieron que se mantuviera en el lugar “en lo que hacemos algunas llamadas y recibimos instrucciones”. Le retuvieron su teléfono celular y por ello se habló el mismo domingo de que estaba “desaparecida”.

El reporte llegó a la oficina del titular de seguridad federal, Omar García Harfuch, quien de inmediato se comunicó con la gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle.

“Si no hay foto, no sucedió”.

Desde el momento en el que se enteraron del suceso hasta la mañana de este lunes, que la gobernadora ofreció su conferencia de prensa, dio tiempo para elaborar un guion: “se negarán los hechos, la alcaldesa saldrá en sus redes sociales para desmentir lo de su captura y el secretario de gobierno respaldará su dicho. Se informará que la alcaldesa tuvo un problema de salud -sin dar detalles de este- y dejaremos que el tema se enfríe”.

La gobernadora dijo en su conferencia de prensa que “mandó a llamar” a la alcaldesa de Colipa a través del secretario de Gobierno, Ricardo Ahued. Este último tomó el micrófono para narrar que se reunió la mañana de este lunes con Gabriela Ortega y, de forma atropellada, afirmó que la presidente municipal era ajena a todo lo sucedido el fin de semana:

“Ella dice no estar presente, incluso ella (dijo que) estuvo enferma el fin de semana, trajo comprobantes de que estuvo ella en un aspecto de salud y (dijo que) está atenta a cualquier investigación. Estuvo aquí presente en la mañana con un servidor”.

La propia Gabriela Ortega subió a sus redes sociales un mensaje para insistir en que eran falsas las versiones de su captura en el rancho “Los Quintero”.

“Me dirijo a ustedes para agradecerles a todos los que me conocen sus muestras de cariño y respaldo, por la preocupación ante todas las falsas notas que salieron de mi persona este fin de semana, sobre hechos que salieron de la realidad”, escribió.

Por cierto: el empresario Neptalí González sigue sin aparecer.

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Epílogo.

Y de pronto, la gobernadora nos iluminó con su sabiduría: “En la zona del Totonacapan (…) hay una pugna entre dos grupos, pues hay ataques a personas que están entre ellos”. *** Eso nos permite entender el origen de la violencia en la región, pero no nos explica cuál es el papel de las fuerzas del orden. ¿Se limitan a contar los muertos y a tomar fotografías del “despliegue” de elementos en la zona? *** Esa fue la misma explicación que dio el gobierno federal respecto a la violencia en el estado de Sinaloa: “la pugna entre dos grupos”. Y allá llevan más de un año con esa guerra entre cárteles sin que el gobierno logre imponer la paz. ¿Sucederá lo mismo en el norte de Veracruz?

filivargas@gmail.com

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